Entre el desierto de la agonía y de la soledad,
el arrullo de un consuelo perdido se oye…
La arena se mezcla con el viento hervido,
y entre lo más profundo del eco, se escucha el cantar de una melancolía…
El desastre crece sin barrera que lo oculte,
y el mal se viste de luz carmesí como el ocaso…


El mundo se va por migajas,
y el engaño, se hace más vistoso hacia lo invisible del yermo…
Nadie depara en el vacío,
así como nadie puede ver el dolor que un alma ha dejado en lo profundo de su historia…

Eres presa de lo fascinante,
cuando te dejas caer en el sueño de tus propios deseos oscuros…
así como cuando dejas entrar a los humos de tu inconsistencia,
para que solo te ahorquen dentro de tu propio cuerpo.

Y es que, a simple vista, todo parece tan extraño por lo increíble que luce;
tanto que ni siquiera te detienes a pensar por un segundo, si todo lo que ves, en realidad, debe ser correcto
Porque, al fin y al cabo, nadie en este mundo te cree
no si ellos mismos, no lo han vivido primero entre sus propias carnes…


Y aunque las miserias de unos pensamientos llenos de opresión aún persigan a muchas personas dentro de este mundo,
la libertad de sentirse uno mismo, es el castigo, en el cual me temo, he decidido dejarme caer…

Creo que solo así podré sentir que puedo ser yo misma,
y que mi voz en realidad existe,
y que puede ser escuchada,
aunque el tiempo no pare de avanzar…

Porque, aunque ya no quiera vivir, y mi corazón tampoco lo quiera hacer…
es inevitable que este mal sabor que la vida ofrece, se desvanezca,
para así dejar de matar a más gente
con el problema tan desesperante que resulta ser la depresión…

Escrito por Isabel Chávez

F: DDDanny D en Unsplash

Si deseas compartir en el blog un poema o alguna otra creación artística, ten la libertad de enviar un mensaje a través de la opción «Contacto» que se encuentra en la parte inferior del blog.

tanaka-tatsuya Previous post Tanaka Tatsuya: la grandeza en sus miniaturas
le mepris el desprecio jean luc godard artesala cultural Next post «Le Mépris» (1963) en tres actos: las referencias, Bardot y los griegos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *