Todas las artes suelen ser un reflejo del contexto en el que se crean y cobran vida. Es decir, la literatura tiene una atmósfera del lugar donde fue concebida, la música habla de lo que sucede en el día a día, las obras de teatro representan la realidad, entre otros ejemplos. Es por esta razón que no podemos dejar de considerar a la danza como una expresión de arte y cultura de una sociedad.

Ahora bien, la danza no siempre goza de la aceptación de todas las personas. Algunas veces porque no se identifican con el género musical que se baila o porque simplemente tienen preferencia por otras manifestaciones. No obstante, los aspectos culturales de la sociedad pueden llegar a ser —en ocasiones— el motivo por el cual existe un rechazo hacia estas expresiones artísticas.  

Hace pocas semanas, el Perú fue testigo de un nuevo escándalo que ocurrió durante una transmisión en vivo realizada por el Ballet Municipal de Lima, a través de su página de Facebook. Para quienes no se enteraron, un bailarín de dicha compañía, Brian Gomez, fue agredido verbalmente con comentarios homofóbicos y machistas, mientras dictaba una clase de ballet para los espectadores. 

Esto es algo que sucede a menudo, puesto que el país aún mantiene ciertos prejuicios sobre la danza, que reflejan grandes vacíos culturales. No olvidemos que algo parecido pasó durante la temporada de Billy Elliot “El musical”, en el 2018. Sin embargo, en aquella ocasión, el afectado fue uno de los niños que formaban parte del elenco.

A continuación, te presento 5 prejuicios sobre la danza en la sociedad peruana:

1. La danza es para débiles

Existe un sinnúmero de danzas y casi todas reciben comentarios parecidos. Sin embargo, el presente está asociado, mayoritariamente, al ballet, pero ni siquiera en este arte sucede así.

Por el contrario, los bailarines deben tener una gran fortaleza emocional para seguir perseverando pese a los obstáculos; y también necesitan fuerza física, puesto que las diferentes posturas y pasos de ballet no son, precisamente, los más fáciles de realizar.

Danza, un hombre bailarín saltando
F: Yogendra Singh en Pexels

2. Bailar es una pérdida de tiempo

Son muchos los que no entienden que, detrás de un baile de 3 minutos, existen años de preparación física, meses de esfuerzo y días enteros de ensayos. Esto es así, sobre todo en la danza, ya que el bailarín debe mantenerse en constante práctica para conseguir la perfección de su técnica; sin contar el tiempo de calentamiento que se requiere para evitar cualquier tipo de lesión.

3. Bailarines y bailarinas: todos son anoréxicos

Es cierto que esto sucede algunas veces. Sin embargo, no es lo recomendable y todos los bailarines lo saben.

El peso es importante en esta disciplina, pero se trata de mantener el equilibrio adecuado entre la figura del cuerpo requerida y la buena alimentación. Esto debe ser así porque, sobre todo en la danza, un cuerpo mal alimentado no es capaz de resistir horas de entrenamiento y desgaste físico.

4. Hombre que se respeta, no baila

Esta es una frase típica y bastante mencionada cuando se habla sobre los hombres que forman parte del mundo de la danza. No obstante, uno siempre debe hacer lo que le apasiona y no limitarse por comentarios externos.

El problema radica en que, dentro de una sociedad tan machista y discriminadora como en la que vivimos, muchos se ven limitados puesto que la realidad ha evidenciado que esto puede ser un factor de riesgo para la persona, quien puede llegar a convertirse en una víctima de agresión.

5. No se puede vivir de la danza

Este es un comentario que aplica para cualquier tipo de arte y probablemente se mantenga así mientras el apoyo hacia este sector siga siendo tan precario en nuestra sociedad. Sin embargo, la aparición de más escuelas profesionales de danza y universidades que promueven la educación artística, como una carrera profesional, demuestran que la gente quiere cambiar esta realidad; y que con apoyo, un artista obtendrá las mismas oportunidades para sostenerse, económicamente, al igual que todos los que eligen otra profesión.

F: Marko Zirdum en Pexels

En conclusión, estos son algunos de los prejuicios más enraizados sobre la danza, que se hacen visibles en nuestra sociedad. Por este motivo, debemos trabajar —todos juntos— para que no se sigan impregnando; y, poco a poco, logremos erradicarlos.

artesala-cultural-la-boca-del-diablo Previous post La boca del diablo
artesala-cultural-anton-yelchin Next post Anton Yelchin: un actor que partió muy joven

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *