El pasado 16 de diciembre, Netflix estrenó por todo lo alto “Rompan Todo”, la serie documental más esperada por toda Latinoamérica unida. Esta antología recoge lo mejor (y lo peor) de la historia del rock latinoamericano y nos coloca en una exclusiva primera fila junto con los máximos exponentes del género.

Toda la pasión que genera alrededor el rock latino ha sido trasladada al streaming y como era de esperarse, la serie ha dividido tanto a varios artistas de diferentes países como al público, que no ha dudado en expresar en redes sociales su amor o su descontento con la serie.

En Artesala cultural, siempre prendidos del televisor, y luego de una maratónica sesión de 6 capítulos de 50 minutos aproximadamente, recabamos todo lo positivo y negativo de la serie. Para que después seas tú quien decida verla o no.

Las fortalezas de «Rompan todo»

El principal atractivo de la serie es que es muy divertida y amena. Se podrá calificar de mil formas, pero menos como aburrida. Sentarse a verla es un sube y baja de emociones constante. Ya sea porque recuerdas con cariño a algunos de tus artistas favoritos o porque generas una conexión empática con las vicisitudes que pasaron los músicos en las épocas de represión policial o de dictadura política.

Otro punto fuerte es la recolección de testimonios de los artistas exponentes del género. Ver a Charly, Fito, Calamaro, Alex Lora es siempre bueno y enriquecedor, pero volver a escuchar a Spinetta, Cerati y Víctor Jara ha sido totalmente conmovedor.

Y como último punto cabe resaltar que, si bien la música es el eje central de todo, también nos transporta a las diferentes realidades que vivía América Latina desde los 50 hasta los 90. Décadas que no tenían el nivel de intercomunicación que tenemos ahora, por lo que veremos el viaje de la música en diferentes contextos.

Es posible que, a no ser que seas una enciclopedia de música viviente, termines la serie aprendiendo más de un dato interesante que atesorarás por siempre.

La fragilidad de la serie

Para ser una serie que presenta la historia del rock en América Latina, carece de participación de la gran mayoría de países del continente. Los reflectores son casi todos para México y Argentina, con pocos destellos para Chile y Colombia. Esto hace sentir que la investigación previa para producir la serie no ha sido tan exhaustiva y es ahí donde surge su principal polémica.

Uno de los principales productores es Gustavo Santaolalla, músico, compositor y productor musical argentino el cual tiene una amplia trayectoria artística, pero también como “cobijador” de diferentes bandas y solistas. Son justamente estas bandas y solistas quienes tienen el mayor tiempo en pantalla en la miniserie: mucho más del que merecen.

Y es que el principal problema de Rompan todo es que otorga un protagonismo innecesario a artistas que, si bien fueron importantes para el movimiento de la escena local de su país, no lo fueron tanto para pasar a la historia del rock latino. Se siente que todo ese tiempo fue desperdiciado y pudo ser ocupado por más artistas de países que apenas y tuvieron una mención honrosa como Perú o Uruguay.

Rompan todo: una propuesta que vale la pena

Aventurarse a ver esta miniserie es una buena decisión. Es un viaje que haces entusiasmado y que, probablemente, disfrutes, aunque existan baches en el camino. No podemos asegurarte que quedarás satisfecho con el resultado final; pero sí podemos afirmar que, al igual que la música, este documental despertará una cantidad exorbitante de emociones en ti.

Escrito por Bryam Alvarado

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